No soy un defensor de Rafael Caldera, pero hay dos cosas que siempre agradeceré a este Presidente: el discurso de la tarde del 04 de febrero de 1992, que junto a Aristóbulo Isturis, puso los puntos sobre las íes; y el sobre seguimiento presidencial otorgado dos años y dos meses después, a los insurrectos de ese día. Señora Bruni, usted parece tener memoria selectiva. Recuerde que fueron muy pocos los que ese día se pararon desde el Congreso y ante el país a decir lo que a gritos se demandaba en la calles. La grosera hipocresía de los corruptos partidos era diariamente insultante. Y todos sus defensores pasaron por el estrado de oradores a hacer lo que usted pide de Caldera "condenar inmediatamente e irrevocablemente el golpe de estado". Le recuerdo que David Morales Bello, minutos antes que Caldera tomara la palabra, pidió la pena de muerte a todos los insurrectos. Pero pregúntese usted, porque David Morales Bellos es uno mas de esos oscuros personajes en el rincón y fue Caldera y Aristóbulo quienes recibieron el apoyo popular. Seria por algún arte de hipnosis, o mas bien por lo mas sentido que ese día esperábamos los venezolanos, un ápice de decencia de los políticos del Congreso.
Señora Bruni, usted hace responsable al muy "amable" Rafael Caldera de que los venezolanos hayamos sido "tentados" de votar por un golpista que nos vendía la idea de cambio. Caldera seria amable con usted, en mi recuerdo solo cuelgan los muertos estudiantiles que él ordeno en la Ciudad de Mérida. En cuanto a las promesas de cambio, solo nos estafo cuando le otorgamos de nuevo el poder. Caldera no solo nos estafo con el manejo de la crisis bancaria de 1996, nos estafo con la apertura petrolera y con la mas alta inflación de 103% en registros venezolanos. Así, que su muy amable Caldera podría tener según sus ojos, la formación, el temple y la madera de estadista, pero nunca los ejercito cuando se le dio el poder para hacer de Venezuela un país decente, libre de sus "amables" socios. La sociedad de cómplices, en la que los adecos y copeyanos convirtieron las instituciones venezolanas, justificara siempre la insurrección militar del 04 de Febrero. Afortunadamente, no tuvo éxito. No creo que el camino de los actos de fuerza nos hubiera deparado un mejor futuro. Pero muy a pesar suyo, si ha existido un cambio en Venezuela, y en mi punto de vista es muy positivo. Desafortunadamente, no hay nadie de la los viejos políticos, esos amigos suyos, que pueda tomar crédito de los aciertos y errores de las políticas de gobierno de estos últimos 10 años, pero si pueden y deben algún día asumir responsabilidad por el daño causado con el golpe de Estado de 2002, el paro y sabotaje petrolero, el abandono de la Asamblea Nacional en 2005, el abandono de la manufactura nacional y la oprobiosa usura especulativa que roba el esfuerzo de millones de venezolanos.
Señora Bruni, usted acepta que Caldera no pone a Chávez en el poder, pero asegura que la ambición de poder de Caldera guió y mutó la política venezolana que hizo que Hugo Chávez fuera posible. Estoy de acuerdo en ello, pero abandona usted la razón esencial que significa una activa construcción colectiva lo que hizo posible el fenómeno Chávez. Caldera solo cumplió su deber. Como muchos otros hicieron su parte en este fundamental proceso de transición que ha significado la Revolución Bolivariana.
Señora Bruni, usted llega en su corta descarga incluso a asegurar que Caldera falla en múltiples maneras, insiste en decir: "Caldera falla en coquetear con la opinión populista que lleva finalmente a Chávez al poder". Esta es una pieza de muy importante. Esa es una clásica versión de la política de los elitistas. Una visión que enceguece a las nuevas generaciones de políticos opositores, que pretenden algún día gobernar Venezuela. No se dan cuenta que al hablar así ofenden y ofendiendo se diferencian. Estoy seguro usted lo escribe a sabiendas de lo que dice. Usted no quiere ser confundida con esa chusma ignorante, lumpen, masa de malolientes, que son en sus ojos la mayorías de la población venezolana. Ese pecado que usted reprocha a Caldera de "coquetear" con la "opinión populista", es lo que nos lleva a la desesperanza que de la diáspora venezolana algún día sirva para algo, que no sea su vanidad personal.
Usted habla de una diáspora de venezolanos que han quedado "sin cabeza, sin voz, sin líderes, sin representación". Usted habla que Rafael Caldera representa esa otra Venezuela, "la Venezuela de mi infancia, aquella preñada de potencial, esperanzas y expectativas, que quiso ser y no fue". Déjeme decirle que eso suena bastante patético de su parte. Venezuela es hoy por hoy, no solo una nación de enormes potencialidades, sino una nación de realizaciones, no solo en el deporte y en la educación, sino en las artes y en la ciencia. Si personas como usted se dedican a predicar el patetismo ilustrado, eso no es mas que otra perdida de talento, de los tantos que hemos sufrido en esta tierra de gracia. Otros no llegamos a tanto. Hay dificultades, y hay que trabajar para superarlas. Hay muchos temas que discutir y construir en colectivo, pero no hay tiempo para sus quejas y melancolía.
Esa Venezuela en la diáspora, como la llama, esta obligada al doble de razonamiento, por el solo hecho del privilegio de vivir en sistemas con los cuales comparar y mejorar el venezolano. Usted debe empezar a escuchar a Chávez un poco mas y dejar de invertir tanto tiempo en los estafadores de la oposición. Venezuela es grande y es hermosa, se encuentra amenazada y necesita de nosotros para su protección. Basta de tanto berrinche infantil y pongamos ese talento en la dirección del progreso colectivo.


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