Escrito por Liliena Vargas y publicado en LaIguanaTv
Me convencieron sus cantos de odios desafinados,
sus dardos envenenados de furiosa muerte.
Me convencieron sus gritos necrófilos ahogados en el muro de la fe,
las catrinas exhibidas sin pudor en sus pechos de hielo,
sus intentos de cizañas, me convencieron.
Sus lanzas apuntadas contra la ternura.
Me convencieron sus migajas de hombres
y sus miserables anhelos de espectros fantasmales.
Me convenció el hierro hiriente de una historia de calaveras.
De buitres rondándose a sí mismos,
de zamuros históricos aplastados por el peso del pasado:
terrible, funesto, vil,
de estelas de tristezas...
También, fui convencida por la pasión,
... por tu fuerza y tu convicción, fui convencida.
Me convenció la alegría de tus hijos crecidos en la esperanza.
Tu llama encendida de coraje y la consigna propicia.
Me convencieron tus lágrimas y tu risa
tu mano negra y tu mano suave,
tus ojos claros, tu sudor de mujer,
tus botas de obrero, tu picardía infantil,
tus canas y tu juventud impetuosa ¡pueblo mio!
Me convenció la luz que vi en cada ser esperanzado.
Me convenció el palpitar de la voz clara y hermosa
que se convirtió en millones que corean: revolución.
Me convenció el amor.
